sábado, 29 de noviembre de 2014

Carta a una joven bloguera

Querida M., si necesitas saber por qué muchos volvemos a ti, es decir, qué es lo que nos interesa de lo que haces (interesa, fascina, gusta... ), lo que me ha hecho lector de tus blogs es la capacidad de esclarecer cosas, describirlas, analizar y sintetizar. Esto lo haces al narrar, y dejar tus impresiones, puntos de vista, visiones brillantes (hay metáforas e imágenes tuyas que hablan más que 100 libros de filosofía), y lo haces también al escribir artículos de psicología. En definitiva: lo que seguiré buscando es, no que narres lo que has hecho en el día X o la excursión B, eso es solo el continente, bello, pero poco más para alguien ajeno, no, lo que busco en tus textos es el modo en que le das forma a la posibilidad de ver la vida, que al final nos pertenece a todos.
O sea, que si hay que pedir, me pido una de post intimistas, otra de post vitalistas o demoledores, y una doble de ensayo-post, con salsa de poesía y sin tapujos, por favor, tapujos no, que le vienen mal a mi linea.

Más cositas: (ahora te cuento mi vida): como sabes el bloqueo es lo mío, malísimamente que nos pese (en plural porque un blog es muy para uno y los demás). Hasta anoche fuí comisaria de una exposición de arte sobre de la Lentitud. Entre otras cosas, había conseguido poner en el programa un taller de literatura. Varias personas desconfiaron. A mi me chocó porque no reconozco la frontera entre el arte y la palabra escrita. Me quedé en mis trece y forcé a que el taller fuera parte del programa. No vino nadie. ¿quizá no suficiente publicidad, no suficiente antelación?. Lo organicé otra vez para tres semana después. Y tampoco vino nadie. Me cagué en el arte y la gente que no engancha el arte con la palabra escrita, que son muchos y más en un lugar donde la lengua oficial es el Alemán. Berlín es Babel... pues es un Babel de pacotilla. Hipsters de mierda. Me cagué en las fronteras y en el modo en que querer usar bien en un idioma impide a veces usar ese idioma, ¡aunque sea mal! ¿quién no ha escrito preciosa poesía en inglés adolescente?... ¿y en alemán, qién sino quien no domina la lengua hace travesuras con ella? ¿se atreve un Alemán a inventar palabras como Zerliebt (que conecta el sufijo de la destrucción y amor en un solo vocablo)?... Me puse un poco triste y me sentí ridículo ante la pobre profesora del taller (joven periodista y filósofa francesa). Pero tuve una conversación con ella que me valió la pena. Una de las reglas del taller era NO criticar y no esperar críticas (porque la primera regla es no criticar). La miré con ojos raros. Los talleres que yo más había apreciado era los que me provocaban para mejorar con una buena crítica que no te hiciera dormirte en los laureles y el narcisismo. La crítica que más constructiva es una sana crítica destructiva, le dije resumiendo y un poco presumiendo, arrogante yo que soy a veces. Luego una voz me dijo, escucha y calla, melón. Ella me dijo que no quería que sus alumnos mejoraran su técnica ni que fueran grandes escritores, sino que escribiesen sin miedo y en libertad y que no se les olvide nunca seguir haciéndolo. En otras palabras, que escribir y el lugar en el que escriben les pertenezca por derecho de creatividad.

Y las críticas, los likes, los comparte... son invenciones que nadie había pedido, los bloggeros ya estábamos aquí sin ellas, y con bastante intensidad (no había verdulerías como las redes sociales, nosotros éramos la red social autognerada). Como otras tantas cosas los likes son necesidades creadas. Pero escribir no es una necesidad creada. Y el espacio en blanco es el lugar en el que podemos satisfacérnosla. Dado que el blog, como dije, es del que escribe y de todos los que leen... habrá que poseerlo, ¿no?

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