sábado, 4 de marzo de 2006

Cápsulas del Tiempo


        (Eran las 3 de la madrugada. Estábamos paseando sobre la muralla zirí -cuando aún nadie sabía que la puerta de Monaita estaba abierta, y dos meses antes de que el ayuntamiento corriera a ponerle sus enormes cadenas-… cuando el Onironauta dijo ¿Y si hacemos una cápsula del tiempo?...
        ¿Y qué es una cápsula del tiempo?, le pregunté yo con la cara que le pongo cuando me sale con una de las suyas...
        Pues metes en una caja cosas que signifiquen algo para ti o que quieras que llegue al futuro y luego la entierras muy bien para que alguien la encuentre dentro de mucho tiempo.
        No me pongan esa cara que no es la primera vez que lo ven:. Una cápsula del tiempo es la caja que encontró Amelié detrás del rodapiés de su baño el día en que mataron a Diana de Gales… ¿Qué cofre del tesoro ni qué niño muerto?... Vaya cursilada, un cofre del tesoro, por dios, … eso no se lo traga ni el Cobra. Fijo que aquello era una cápsula del tiempo.
        Y si no se lo creen, observen la cara del remitente cuando se la devuelve… por poco le da la combustión espontánea.)


        A veces le da a uno por intentar volver a poner orden en sus viejos soportes. Hace años que ya no solo guardamos las cosas en cajas, y del mismo modo que a veces sacas todo el armario y lo vuelves a ordenar, regalando lo que no sirve, volviéndote a prendar de viejas camisetas o trastos olvidados (el viejo Spetrum, el coche teledirigido roto, una caja de helados llenas de tubos de ensayo y restos de motores eléctricos de mis tiempos de pretendido científico chatarrero)… Hoy he cogido todos los disquetes que andaban por mi cuarto y algunos cds sin etiqueta. Los he amontonado a la izquierda y he comenzado a explorarlos uno por uno, haciendo tres montones a mi derecha: rotos, vacíos, y no vacíos.
        El resultado ha sido lo siguiente…
        5 disquetes ilegibles, ante lo cual no he podido por menos de sonreírme acordándome de eso que pone en las cajas de disquetes de que: estos disquetes están garantizados de por vida. Si, yo también puse esa cara. De por vida. Ahí es nada.
        7 borrados y listos para reutilizar… soporte lento, frágil y caro.
        2 sorpresas: un disquete en el que han aparecido todos los textos que escribía en un viejo Macintosh LC II. Textos de los cuales apenas conservaba unos pocos, hasta hoy, en una carpeta negra en cuya etiqueta ya hace mucho escribí: “Protéjase del agua, del viento, y de las malas intenciones”… antes de dárselos para que los custodiara a mi santísima madre.
Y ahora vuelven a estar ahí, con sus nombres convertidos en: ATIRODE&, DELALIB&,, LAURA&, EPILOG&… pero ahí flotando en el polvo inexistente de la pantalla. Los miro fascinado como un naufrago ante una lata de conservas brillando al sol.
        Aprovecho esta línea para preguntaros si alguno tiene un Macintosh con el que desenlatar mi primera época de escribiente. Se lo agradeceré mucho. De verdad.
        Y otro disquete oh ah uh maravilla… disquete de pecé con textos que creí perdidos cuando me robaron aquel portátil, incluyendo -los milagros existen- mi Caligrama… aquel loco experimento en el que mezclaba matemáticas de mosaico y texto escrito (el autoCAD echando humo de tanta palabra parriba y pabajo, derecha izquierda diagonal giro… para eso los señores de Autodesk no lo habían preparado)

        Luego les llegó el turno a los cds...
        2 rotos ¿ya no garantizan estas cosas de por vida?
        1 una película
        1 música en mp3
        1 trabajos de la escuela en Macintosh, memorias en general de proyectos que luego fotocopiaba en papel torreón verde gris y pegaba en un lado del papel DIN caballo 109, junto a los trazos de tinta fresca, aguada y planos más lejanos en grafito. A veces, cuando no me cabían en el caballo, seguía las líneas por encima del torreón, invadiendo el territorio de la memoria –si, lo confieso yo soy de esa generación que aún dibujó con las manos-.
        1 jorroña que jorroña* mis primeras fotos guarras bajadas de la red. Vaya, vaya… -Creo que más de uno estará de acuerdo conmigo en que antes del mp3 y los blogs, la única utilidad de internete para el ciudadano medio era poco más que el email, chatear y echarse sus ratillos en book-mark.com (gracias Mark, cuántos años sin fallarnos). El que tire la primera piedra…
        Y ahí, de nuevo, si, ahí, justo ahí, al lado del Messenger Versión Cretácica… siiiiii, oh, ah uh, hoy es mi día, eureka: Más Textos Perdidos en el Tiempo y el Olvido, más Papelotes, más Declaraciones de Amor-pero-no-es-amor-no-te-creas,-miniña,-que-solo-lohago-para-impresionarte, y-ojalá-te-derritas-mi-amor,-ojalá-quedes-enganchada-el-tiempo-suficiente-para-alcanzarte. Si: más, más sucios garabateados para mi exclusivo placer, y desahogo, más Bendiciones Vitalistas y Serpientes Enlatadas, más ironía, más inocencia, más ira, más jodienda, más, y limpios también, joder, Sagradas Versiones en Limpio de Ideas Que ya Ni Siquiera Recordaba.
         Vivan los soportes magnetizados y sus santos recovecos. Viva el sagrado caos de todos los armarios invisibles del mundo que salvan de las quemas y los formateos, de las averías y los virus, de los robos y otras tontas miserias humanas nuestros tesorillos enterrados como cápsulas del tiempo en la arena de los días.
        En el mundo de lo pequeño -y a veces de lo grande- pocos guardianes son tan eficientes que el despiste y el olvido. Voy a hacer una copia de mis notas esta tarde, en cd sin etiquetar, a guardarlas por ahí y luego voy a salir a olvidar lo antes posible donde las metí.

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