sábado, 27 de noviembre de 2004

Le parfum c’est vraiment une histoire de seduction,
on étude tous la solution.


Diabologum



     En ese pequeño agujerito en medio de tus ojos, del otro lado del cual estás tu mirándome, pensando, recordando quizá, imaginando tal vez, hay también una imagen proyectada de mi delante de ti que te hablo, y no se por qué me gusta pensar en esa imagen de mi proyectándose, registrándose, ahí dentro que parece que está tan oscuro y tan pequeño… en alguna parte justo ahí detrás de los ojos, me digo, está ella, la parte de ella que no se ve. E intento no mirarte muy fijamente, no acercarme demasiado, no vaya a ser que te des cuenta de que aquí dentro, del otro lado de estos dos pequeños agujeritos negros que tengo en el centro de los ojos… y vayas a ver todo esto que pienso y hasta mi miedo de que te asustes de verme todo, como un reflejo momentáneo, ojalá, un brillo delatador.


martes, 23 de noviembre de 2004

Toma
La luna
Con
los dientes.



        Pretender revivir el pasado siguiendo sus huellas me ha parecido a menudo una especie de pecado contra el presente, sobre todo cuando me pongo vitalista. ¿Para qué quiero el vacío de los sueños, de la memoria, si tengo el vertiginoso misterio de lo real, el aquí, el ahora?
        Sin embargo, otra vez me desvío en la ruta de mi deambular. Improviso, me digo, pero se que no improviso tanto. Se a donde voy porque cada vez estoy mas cerca. Esta vez voy caminando, como si para recordar el camino a la casa no fuese bastante haberlo hecho ya en bicicleta. Cada medio de transporte tiene una velocidad, un tiempo llegar: alarga la calle o la acorta, muestra los detalles a una escala cercana o lejana. Siento que estoy haciendo algo malo, algo que en me parece ridículo, pero lo hago, camino, por la acera, me dejo llevar irremisiblemente por mis pies que no han caminado esta acera en dos años recordándome a mi mismo pasar en bicicleta a mi lado, por el asfalto.
        Recupero los detalles, reconstruyo imágenes, desempolvo sensaciones, comparo con mi memoria, contrasto, me zambullo uniendo dos puntos del tiempo.
        Observo detalles conocidos y otros que me dicen que el tiempo ha pasado. La escuela de baile flamenco está cerrada, la panadería es un local vacío, sin embargo la ventana llena de flores sigue llena de flores, avanzo un poco y veo nuevas inmobiliaria, peluquería, la ciudad que le gana terreno al silencio que caracterizaba nuestro barrio… al mismo tiempo que me vienen a la cabeza tantas veces, la vez que volvíamos andando con el pan bajo el brazo, Mica se lo iba comiendo y yo cogía también temiendo que se acabara, así que cuando llegábamos casi se había acabado… o la vez que caminábamos con los palés con los que haríamos grandes cosas, somieres, estantes, la mayoría de los cuales se quedaron en el descansillo de la escalera durante los 9 meses que vivimos allí, para luego sacarlos a la calle el día que nos marchamos…
        Las veces que íbamos disfrazados de conejo, de monje, y de monja (3 euros el disfraz en Auchamp, aunque nos estaba un poco pequeños) camino de una fiesta que apenas resultó ser de disfraces.
        Cuando íbamos un montón de gente en procesión a abrir una buena noche, las veces que corría al cine de Gambetta con una mochila llena de palomitas recién hechas a encontrarme con Sylla que me esperaba con las entradas.
        Cuando volvíamos y a mi me daban ganas de subir la calle colgándome por los edificios como el hombre araña.

        Por fin llego al cruce: otra mas de esas calles de casas bajas, sin comercio, de piedra labrada y esa ligera pretensión señorial que a veces pone mansardas en casitas de dos pisos, ñoña, sucia, mortalmente aburrida… esa calle en la que hay una casa de donde salía una luz cálida, música, jaleo, como el resplandor que sale de un cofre del tesoro.

        Quizá pretender revivir el pasado siguendo sus huellas me ha parecido siempre una especie de pecado contra el presente, sobre todo cuando me pongo vitalista.
        Pero qué importa lo que a mi me parezca o lo que deje de parecerme… la vida tiene sus resacas, sus mareas que suben y bajan y lo llevan a uno lo quiera o no… descubriendo cosas que parecían hundidas, recuerdos varados que salen al sol, algunos, incluso llevan aún nuestras huellas bien frescas.
        Al llegar a la casa, veo que en la acera todavía queda algo que escribió Laure aquel día con pintura azul cobalto …ez …ne …ec …ts.
        El final de cada línea.


martes, 9 de noviembre de 2004

Un estilo nunca parece un estilo, sino una especie de universo al aproximarse... un estilo es como un olor, una música, una lente por la que se mira, un viaje sin movimiento o un estado de la materia.
Pongamos por ejemplo, el estilo Albert Camus (que a veces leo y releo por cualquier página solo por pegarme el chapuzón), o el estilo Boris Vian (la levedad, el humor, la seducción, la mágia, el jazz), el estilo el estilo Alvaro Siza (la limpieza, los detalles, la sensibilidad al medio, cierto misterio, la sencillez, la mesura), el estilo Björk (te quiero, Björk), el estilo Antonio Soler (mostruo donde los haya, algo complejo, pero su estilo me da unas ganas terribles de escribir, al menos pone mi memoria en un feroz funcionamiento, como si se buscase a si misma dentro, como el contenido buscando a la forma)...




domingo, 7 de noviembre de 2004

En este momento están rapando a Alvero, con una maquinilla que evidentemente no sirve para rapar pero está dando lo que puede, en la habitación de al lado, dos plantas más abajo una mujer preciosa duerme derrotada en un sofá por una batalla de esas, que si bien no deja de suceder todos los días, no deja de ser epopéyica, de guardar algo que pertenece a los divino, a lo que cuentan la historias, las películas, a lo imperecedero.+
Hay ron y cámaras digitales, todo se recordará cuando no nos acordemos y se olvidará otra vez hasta próxima casualidad...
En este momento, para mas INRI, está sonando Sweet child O'mine a todo volumen.... nunca fue de mis favoritas pero en este momento siento que no puede ser otra.
En este momento siento una empatía hacia todo lo que me rodea que me da, como decirlo, la impresión de que en este momento de mi vida, de la historia, a pesar de todo, este es el lugar en el que debo estar, el momento preciso que ha de pasar... hasta el punto que no pienso borrar el signo más que se me ha escapado entre tanto tecleo.

miércoles, 3 de noviembre de 2004

     Pero si en el fondo he sabido que todo iba a salir así... ¿por qué me sigue pareciendo tan absurdo?
     Quizá yo ni yo mismo me creo eso de que no tenga esperanzas en la humanidad, aunque lo suelte con esa seguridad y ese estoicismo divertido, que unos veran como una suerte de sabiduría orwelliana, houellebeqosa y otros como la ingenuidad más ridícula...
     ¿a quien quiero engañar?
     ...Y vuelvo a pegarme contra el cristal de la lámpara. Las alas me queman. La luz me ciega, por más que haya payasos en la calle. Cuando veo a mi alrededor, a veces me abstraigo... Siento que todos somos culpables de algo.
     Solo los músicos de jazz me calman. Clarinetes detras de los pasos, el vocerío, los motores y las fuentes.
     Esa música tiene un algo... o al menos la capacidad de devolvérmelo.


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