viernes, 23 de julio de 2004

Carnets

     Yo también llevo conmigo una libreta de apuntes.  En ella dibujo y escribo lo que veo, lo que me ocurre, lo que pienso, lo que me da la gana…  No es el lugar donde empiezan los relatos o los proyectos, pero algo de ellos hay…  apuntes, comentarios, croquis, visiones y pensamientos que luego pueden formar parte de un relato, un dibujo, un proyecto, o no, como en una despensa o el frigorífico de la cocina: lo que aquí se guarda puede ser el comienzo de algo, algo para añadir o algo para comerse entero si entra hambre… 
           Material de construcción en suma.
           …Luego la obra es otra cosa y los borradores, que son esos trocitos de papel que llevo siempre en el bolsillo por si las moscas y rollos de papel croquis (tan cutre, ruidoso, translucido, sucio, deformante incluso… mágico).  No son parte de las libretas, sino de cada proyecto, y aunque se de por terminado, casi nunca los separo del todo.  A no ser que sean sensiblemente feos y no sirvan para nada, entonces los tiro.
           Por culpa de estas libretas a veces me he planteado yo también una cuestión: ¿uno escribe y dibuja para poseer ese algo de otro modo se le escaparía?… ¿uno escribe y dibuja por miedo a perder, a no vivir lo suficiente?
           Cuando viví en Francia, recuerdo que llevé un cuaderno con mucha ilusión, procuré terminar el último en la fecha para empezar uno nuevo allí: iba a ver un montón de cosas, iba a estrenar un modo de vida, iba a cambiar de aires, a improvisar, a sumergirme inevitablemente en lo inesperado, en un lugar en el que era nuevo, lo cual es el privilegio de no tener pasado…  algo me decía, y no sin razón, que aquel iba a ser uno de los periodos más intensos de mi vida, y eso me hacía pensar que llenaría aquella libreta de dibujos y de reflexiones. 
            Apenas rellené 20 hojas. 
            ¿La intensidad de la vida es inversamente proporcional a la necesidad de crear registro y reflexiones de lo que ocurre?..   quizá. 
           Es cierto que cuando uno escribe, revive, registra, revisa lo que ocurre, concreta y matiza los recuerdos, escribir es una forma de asimilar, de pensar y moldear el pensamiento.  También el dibujo es una forma de posesión.  Ya no vería nunca más tu mano, por ejemplo, como una mano anónima después de dibujarla, ya conocería las líneas que la componen y el modo en que gira y se alabea, las curvaturas, mediría al repasarlo con el lápiz cada pliegue de la piel, algún lunar… el encuentro entre uña y carne, quizá,  partes de tu en las que ni siquiera tu has reparado, para dibujarlas o no, para entender si las necesita o no el dibujo que intento hacer de tu mano. Dibujar es conocer, dibujar se parece mucho a tocar…. Con la ventaja de no estar prohibido.  
            Sin embargo, dibujé poquísimo, y escribir, lo que es escribir, escribí un montón, pero todo eran proyectos, poemas, cuentos, textos de lo que nada, absolutamente nada hay reflejado en el cuaderno. Hubo un par de meses en los que estuve muy productivo… recuerdo que un día que llegué a ver aquellas moscas deslizándose bajo la superficie del aire de las que habla Baudelaire, consecuencia, según él, de la inspiración verdadera. Deliré un poco, he de confesarlo.  Pero que vi las moscas no me lo niega ni el Cobra.
            Mientras tanto el cuaderno se me aburría en el fondo de la bolsa.
            Llegué a preguntarme si no tendría esto algo que ver con el hecho de llevar cámara digital (lo cual me hacía dibujar mucho menos), o al hecho de que las proporciones del cuaderno (10x21) en verdad no se adaptaban a la forma habitual que les doy (14x20, la tomé directamente de las medidas del bolsillo del muslo del pantalón) cuando encuaderno entre dos cartones todo este papel en blanco que nadie quiere. Puede parecer una chorrada pero el cambio de proporción cambiaba totalmente mi manera de encuadrar, de mirar.  Tenía que ser muy horizontal, muy vertical, escribir en largas líneas o pegar un salto cada vez, o sencillamente hacer los dibujos cuadrados y pequeños. Aquel cuaderno y yo no nos entendíamos.
Sin embargo, lo que pensé en verdad, lo que en realidad me preocupaba, fue que quizá mi amor por mis libretas estuviese en una crisis de esas que hay en cualquier pareja, crisis de las que algunas parejas ni siquiera han salido juntos: Estaba solo y me encontraba bien, mi amor se enfriaba. No la necesitaba, la vida me parecía tan intensa que los recuerdos se imprimían a hierro candente…  estaba tan lleno que no podía apretar más, incluso se me salía por la orejas y me lanzaba a escribir a veces como quien se lanza sobre un piano después se subir por la calle tarareando un melodía.  
           Mientras la libreta se me pudría en el fondo de un zurrón, yo a veces me daba cuenta y no me gustaba la situación.
            Pero algo me decía que las épocas que más me habían unido al cuaderno no habían sido poco intensas, es más: las recordaba cierto frenesí, emoción, la misma felicidad imponente y desasosegada. Quizá la vida que llevaba entonces revolucionaba partes de mi que si encontraban su forma de transmitirse en una libreta, así que acabé por pensar que en el años que pasé en Francia, mis revoluciones no cabían en tinta y papel, su destino simplemente no era ese.
           Que, en definitiva, que no era cuestión de intensidad ni de amor por los momentos.
           Sin embargo a veces seguía dando vuelta a la cosa una y otra vez: ¿era que lo que ocurría no era suficiente para dejar marca en el papel, o era que el papel no era suficiente marco para recogerlas? O más allá del simple dilema: ¿por qué escribimos unos momentos y no otros?
            No lo se, aún me queda la duda.  Simplemente a veces uno escribe, dibuja y otras no lo hace. Pero la vida antes, la vida, no se detiene, no espera.  Así que no me voy a acojonar por escribir o no hacerlo, no voy a comerme la cabeza, a preguntarme si soy un hombre poco vital que tiene que registrarlo todo para sentirlo o no escribir ni dibujar nada porque nada lo marca realmente.  Ni todo lo contrario… 
Haz lo que quieras, me digo y miro mi cuaderno, que tampoco ha crecido mucho aunque mi vida este año ha discurrido entre etapas de mucha o de casi nula intensidad (de hecho, el blog me lo abrí para no quedarme sin excusas). Haz lo que quieras…  me digo, y siento algo en las manos a medio camino entre la sed y el dolor, agujetas de no hacer nada.  Me lo están pidiendo: creo que debo ponerme a dibujar pronto o me va a dar un limaquillo.



viernes, 16 de julio de 2004

                  La otra noche vinieron Paco y Alvero. Apenas acababa de retomar mi trabajo cuando se escuché sus voces graves acercándose por el pasillo. Para cuando irrumpieron en mi habitación yo ya había aceptado estoica, alegremente, que esa tarde no volvería a trazar una sola línea, así que abandoné mi puesto e trabajo para dedicarme a un par de amigos que había echado de menos durante una larga semana. 
                 Más tarde, a la hora de irse les dije que los podía llevar, que me apetecía dar una vuelta en coche y que con esta lluvia no iba a dejarles cruzar media ciudad. 
                 Pero la verdad la diría Alvero un poco más tarde. 
                 El precio de recibir visitas de amigos a los que has añorado, era no volver a trazar una sola línea de mi proyecto. Abandonar el tiempo que ya había creído mio a fuerza de haberme adaptado a él, de haberme organizado… pero aquella tarde fue como si cayeran los botes de pintura sobre un lienzo inesperado. 
               Yo salía ganando en cualquier caso. Y Eso lo sabe quien conoce a Paco y a Alvero. 
               El precio de llevar a dos colegas a casa, evitándoles una caminata bajo la lluvia es que el de acostarse más tarde que cualquiera de los dos. Pero no me acosté una hora más tarde sino dos, quizá tres.

-Me he pasado tu calle, ¿tiro par adelante?
-Tira para adelante,d a igual, da un rodeo, así tardamos más tiempo.
 

              …y así fue como Alvero retrató en palabras la otra noche. 
             Cuando llegamos a su casa aún nos echamos dos horas hablando y dos cigarros, unos con el motor del coche encendido y los otros, con el motor apagado tras darme cuenta de que llevaba una hora parado con el motor en marcha. 
           La amistad comprime y estira los tiempos como si de un acordeón se tratara, pero no suena como un acordeón sino como la otra noche. 
          Y si me niego a callar ese murmullo cuando suena, abandonando el trabajo y mis planes de futuro, mi tempo cotidiano y controlado que me da seguridad y me hace sentir un buen chico, es porque luego se que he hecho bien: El tiempo me lo dice, a la vuelta, cuando otra vez estoy solo..   además, pocas cosas hay en la vida como buscar aparcamiento por las calles viejas de la ciudad, de madrugada y bajo la lluvia mientras suena Something in the Way por la autorradio.

jueves, 15 de julio de 2004

   Este no ha sido un buen año. Este año me han robado, traicionado, humillado, mutilado por dentro, he sentido como de me secaba el corazón y cómo se me hinchaba el bazo, pues también me he tirado enfermo un par de meses.
  Este año he tenido que descubrir lo que ya creía conocer, que enfrentarme cara a cara con la miseria humana, la tristeza, la enfermedad, la frustración, la mala voluntad, la mala leche, la pobreza de espíritu, la mezquindad, la hipocresía y la “gilipollez humana sin límites”…. Como nunca en mi vida hasta ahora… aunque se que habrá una próxima vez, ahora lo se, y que entonces será peor… pero ya lo se, y estaré preparado, Menid por mi, merluzos.
  Es verdad que me han pasado cosas buenas, pero haciendo balance, le verdad es que vuelvo a la cueva de la que bajé transformado en un hombre un poco menos inocente, un poco más desconfiado, un poco más miserable, y con ello más libre aún. Más. Jejejeje… si, más libre… ¡aún!... uaaaaaaah jajajaja (imagínese en este punto mi silueta recortada por la luz de un rayo tras de mi haciendo “rataplanplan rataplamplam”…) aaaaaaaaaaajajajaja.
   (Sigue tocando Trent… ).
  No. Este año no ha sido un buen año, pero así, mirándolo de culo ya, mientras se aleja me digo… y lo bien que me lo he pasado.
  (...No dejés de tocar, Trent, así, m m m mmmmm mmm ... mmmmm mm mm... me nooow... mmmm)

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